Agricultura francesa es actualmente la actividad económica con más ofertas de trabajo, pero sin mano de obra para desarrollar las labores debido a la falta de sucesores y al envejecimiento de la población. Además, el elevado precio de la tierra agrava la situación y hace que comprar una explotación sea cada vez más difícil para los jóvenes.
Este fin de semana se llevó a cabo en París el Salón de la Agricultura, un evento anual de la agricultura francesa de gran interés entre los productores. Sin embargo, este año el tema de la crisis que atraviesa la agricultura por las dificultades para atraer a nuevos trabajadores, fue el centro de la conversación.
Actualmente, la actividad económica que más ofertas de trabajo tiene en Francia, es la agricultura, así lo expresa el principal sindicato de ese país,el FNSEA. Este organismo identificó 257.000 proyectos de contratación para 2022. Una cifra mucho mayor a las necesidades expresadas en sectores con un alto nivel de demanda, como la gastronomía o el cuidado de personas a domicilio.
Viticultores, tractoristas y recolectores son las profesiones en las que la escasez es más aguda, una crisis que no es nueva. El número de explotaciones agrarias disminuye desde los años setenta y el envejecimiento de la población acelera esta tendencia, por eso se estima que se han perdido 40.000 puestos de trabajo y la tendencia no se detiene, se estima que para 2030 se duplicará la cifra. Para entonces, la mitad de los agricultores activos se habrán jubilado y sólo uno de cada tres habrá encontrado sucesor.
Los hijos de los agricultores no estarían interesados en continuar el negocio familiar
El modelo de explotación familiar está desapareciendo, ya que el mundo rural, como el resto de la sociedad francesa, anhela un cambio. Las mujeres desean un estatus o una actividad independiente y los hijos están cada vez menos motivados por un trabajo que requiere mucho tiempo, es incierto y está mal pagado. A falta de heredero, los agricultores suelen vender sus explotaciones a un vecino o para mantener explotaciones más grandes, los agricultores recurren cada vez más a los asalariados, un número que no deja de aumentar, mientras que el de agricultores disminuye.
¿Tiene esperanzas la agricultura francesa de sobrevivir a esta crisis?
En algunas actividades, la robotización compensará fácilmente la falta de trabajadores, según un estudio de France Stratégies. Por lo demás, la fragmentación de la actividad agrícola y el recurso a subcontratistas está transformando la profesión agrícola. Las cooperativas y agencias especializadas en el alquiler de material contratan cada vez a más técnicos expertos en ámbitos bastante especializados. Estos nuevos asalariados agrícolas se ven a veces tentados a un retorno a la explotación, lo cuales podrían ser el semillero de la renovación generacional, un deseo que han expresado los representantes del mundo agrícola.El elevado coste de la tierra agrava la crisis profesional porque con la subida del precio de la tierra, comprar una explotación requiere una inversión bastante importante, se estima que alrededor de 500.000 a un millón de euros, un nivel económico fuera del alcance de los más jóvenes.
Remediar esta situación es esencial para evitar la desertización del campo. Algunas regiones ya están experimentando la ayuda gubernamental, con un apoyo financiero a mediano plazo. Pero quedan retos importantes que enfrentar para Francia, un país cuya producción sigue siendo la mayor de Europa en términos de valor, pero se enfrenta a una competencia internacional cada vez más dura, incluso dentro de la Unión Europea, y está cada vez más sometida a difíciles de cumplir: producir respetando más el medio ambiente mientras el clima se vuelve más incierto.
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