Por: Ruth Molina A.
El próximo domingo 19 de mayo, la República Dominicana tiene una cita crucial
con su destino. En este día, los ciudadanos, tanto en el país como en el
extranjero, tienen el poder de moldear el futuro de nuestra nación a través del
voto. Es un privilegio que no debemos tomar a la ligera, sino más bien como un
deber sagrado hacia nuestra patria y hacia las generaciones venideras.
Es esencial recordar que la participación en el proceso electoral no sólo es un
derecho, sino también una responsabilidad. Cada voto cuenta y tiene el potencial
de marcar la diferencia en la construcción de un país más justo, equitativo y
próspero para todos. Desde los jóvenes que ejercen su derecho al voto por
primera vez hasta los ciudadanos de larga trayectoria, cada uno de nosotros tiene
la capacidad de influir en el rumbo de nuestro país.
Para aquellos dominicanos que residen en el exterior, su voto es igualmente
valioso y poderoso, formando parte de la diáspora dominicana. Con
aproximadamente 850,000 votantes que se encuentran fuera del país, representan
una fuerza significativa que constituye la diferencia en el avance de nuestra
nación.
La participación de la diáspora activa en el proceso electoral es fundamental para
garantizar que sus voces sean escuchadas y que sus intereses sean respetados y
tenidos en cuenta en la toma de decisiones políticas, incluso a miles de kilómetros
de distancia.
Es crucial que los líderes políticos del país asuman la responsabilidad de
garantizar que sus militantes respeten el proceso electoral bajo cualquier
circunstancia.
Insto a todos los líderes políticos a condenar enérgicamente cualquier acto de
violencia, intimidación o fraude electoral por parte de sus seguidores. Es
fundamental que prevalezca la cordura y el respeto en todo momento y que la
competencia política se lleve a cabo de manera justa y transparente.
Debemos recordar que vivimos en una sociedad democrática, donde el diálogo y
el entendimiento son las herramientas más poderosas para resolver nuestras
diferencias. La violencia y el conflicto no tienen cabida en un proceso electoral
genuinamente democrático. Es necesario comprometernos a participar en un
debate político constructivo y respetuoso, donde se valoren las ideas y se busquen
soluciones que beneficien a todos los dominicanos.
Por lo tanto, hago un llamado a la calma y a la reflexión. Respetemos la voluntad
de nuestros conciudadanos, independientemente de nuestras diferencias políticas.
Sólo a través del respeto mutuo y la colaboración podremos avanzar como
sociedad hacia un futuro mejor. Debemos recordar que somos una nación diversa,
con una rica historia y una herencia cultural única. Es esta diversidad la que nos
enriquece y nos fortalece como sociedad.
Finalmente, quiero destacar la importancia de la paz en nuestro amado país. La
República Dominicana es tierra de gente amable, trabajadora y solidaria.
Mantengamos vivo este espíritu de hermandad, unidad, y construyamos juntos un
país donde la paz y la justicia sean pilares inquebrantables. Nuestro compromiso
con la paz no debe limitarse al día de las elecciones, sino que debe ser un
compromiso continuo en nuestra vida diaria.
El próximo domingo, recordemos que nuestro voto es nuestra voz y que cada voz
cuenta en la construcción de un país mejor para todos. Que reine la cordura, la
tranquilidad y el respeto en las urnas y más allá.
Por una República Dominicana en paz y crecimiento, desde cualquier lugar del
mundo tu voto marcará la diferencia.
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