Crisis hídrica y retos agropecuarios
El sur de la República Dominicana enfrenta una de las crisis más graves de su historia en cuanto a la escasez de agua e infraestructura básica, lo que está afectando gravemente a miles de personas, especialmente en comunidades rurales y empobrecidas.
Con una población de más de 2 millones de habitantes en la región, según el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2021, las provincias de Azua, Barahona, San Juan, y Peravia se han visto particularmente afectadas por la falta de acceso constante al agua potable, lo que pone en peligro tanto la salud como la productividad agrícola y ganadera de la zona.
La región Sur de la República Dominicana enfrenta serios desafíos en términos de producción agropecuaria debido a la escasez de agua y la falta de infraestructura adecuada, lo que afecta la sostenibilidad de sus cultivos y el bienestar de sus habitantes. A pesar de su enorme potencial productivo, las provincias como Azua, Barahona, San Juan y Peravia están viendo mermados sus rendimientos, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria y económica de estas áreas clave.
Azua: La Diversidad de Cultivos en Riesgo
Azua es una de las provincias más productivas en el Sur, con cultivos de tomate, banana, ají, cebolla, sixal, cereales, raíces y tubérculos. Sin embargo, la falta de agua ha limitado la capacidad de los agricultores para mantener su producción, especialmente en los meses más secos. La situación se agrava debido a la carencia de infraestructura para almacenar y distribuir eficientemente el agua, lo que ha resultado en pérdidas económicas significativas para los productores.
Barahona: Un destino cultivos y minerales, pero afectado por la sequía
En Barahona, los productores se enfrentan a la escasez de agua mientras continúan cultivando caña de azúcar, plátanos, café, frutas, sorgo, ñame, yautía y otros productos. La región también es conocida por la extracción de minerales como larimar, mármol, yeso y caolín, lo que aumenta la presión sobre los recursos naturales. La sequía está afectando especialmente los cultivos agrícolas, y los productores temen que el cambio climático pueda empeorar la situación si no se implementan soluciones eficaces de manejo de agua.
San Juan: La cuna de las legumbres y el desafío de la infraestructura hídrica
San Juan, el motor agrícola del país en términos de producción de legumbres y cereales, produce más del 90% de las habichuelas, el 84% del maní, el 31% del maíz, el 35% del guandul, el 20% de la cebolla y el 36% de la batata que consume la población dominicana. Además, la producción de leche para quesos y yogur es fundamental en la economía local. A pesar de estos números impresionantes, la falta de infraestructura hídrica adecuada está afectando gravemente los rendimientos de estos cultivos, poniendo en riesgo el abastecimiento alimentario no solo de la región, sino de todo el país.
Peravia: La agricultura diversificada en crisis
Peravia también es conocida por su producción de hortalizas como tomate, cebolla, y otros cultivos frutales, además de la ganadería vacuna y caprina. La provincia enfrenta serios problemas de distribución de agua, lo que impide la irrigación adecuada de sus campos. A pesar de contar con tierras fértiles, la falta de infraestructura para manejar los recursos hídricos y la dependencia de las lluvias ha provocado la disminución de la producción y, por lo tanto, de los ingresos de los productores.
Escasez de Agua: una amenaza creciente
Datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) indican que el 60% de las comunidades rurales del sur tienen acceso limitado o nulo a fuentes de agua potable, lo que obliga a muchos a depender de camiones cisterna y pozos, fuentes que no siempre son suficientes. En las últimas décadas, la capacidad de los acuíferos se ha reducido, y la construcción de presas en las cuencas hidrográficas de la región no ha sido suficiente para mitigar la situación.
La sequía prolongada, con periodos de hasta 6 meses sin lluvias, ha disminuido las reservas de agua y aumentado el costo del abastecimiento. La Dirección General de Bienes Nacionales reporta que el 48% de las viviendas en esta área carecen de acceso a un sistema de agua potable adecuado.
Infraestructura Deficiente: un obstáculo para el desarrollo
La infraestructura en el sur también presenta serias deficiencias. Según el Banco Mundial, más del 40% de las carreteras en el sur están en mal estado, dificultando el transporte de productos agrícolas hacia los mercados y afectando la movilidad de los habitantes. Esto agrava las dificultades para las comunidades en términos de acceso a servicios básicos y a oportunidades económicas.
El déficit de infraestructura eléctrica también es notable. En áreas como Azua y Barahona, la falta de acceso regular a electricidad afecta no solo a los hogares, sino también a pequeños negocios y a los sistemas de riego que dependen de la electricidad para su funcionamiento. Según datos de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), más de un 30% de las poblaciones del sur sufren cortes de energía diarios de hasta 6 horas.
Impacto en los sectores vulnerables
Los sectores más vulnerables son los que más sufren las consecuencias de la escasez de agua y la falta de infraestructura. Los agricultores, que representan el 25% de la fuerza laboral en la región sur, ven sus cultivos destruidos por la falta de riego adecuado y la escasez de agua. Los ganaderos, por su parte, luchan por abastecer a sus animales y mantener sus operaciones.
Perspectivas sin soluciones inmediatas
Los datos más recientes sobre la producción agropecuaria de estas provincias reflejan un panorama preocupante, donde la escasez de agua y la falta de infraestructura adecuada están afectando no solo a los productores, sino también a la economía nacional. Si no se toman medidas urgentes para implementar soluciones sostenibles, como sistemas de riego eficientes y la mejora de la infraestructura, el Sur de la República Dominicana podría enfrentar graves consecuencias en términos de seguridad alimentaria y desarrollo económico en los próximos años.
Sin una respuesta efectiva a corto y largo plazo, la situación podría empeorar, afectando aún más a las comunidades rurales y a los sectores más vulnerables de la población. Las autoridades locales y nacionales han pedido a los inversionistas y a las agencias internacionales mayor apoyo para proyectos de infraestructura hídrica y de transporte, así como para mejorar el acceso a los servicios básicos en las zonas más afectadas.
A medida que el sur de la República Dominicana lucha contra estos problemas, la cooperación entre el gobierno, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades locales será esencial para garantizar la mejora de la calidad de vida y el desarrollo económico en la región. Sin soluciones eficaces en el corto y largo plazo, la situación podría empeorar, afectando aún más a los sectores más vulnerables de la población.
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