Por: Marcelo Resende,Prensa Latina
La Habana (Prensa Latina) El Marco Estratégico para 2022-2031 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) busca respaldar la Agenda 2030 mediante la trasformación hacia sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás.
Construir sistemas alimentarios más resistentes frente a las crisis es hoy una prioridad de los países, en un escenario de subida de los precios internacionales de los alimentos e incremento en el costo de insumos agrícolas y fertilizantes. En ese contexto, la agricultura circular ofrece un marco de soluciones sistémicas para construir resiliencia a largo plazo, generar oportunidades económicas, así como beneficios ambientales y sociales.
En Cuba, la agricultura circular puede ayudar al país a hacer frente a desafíos diversos como el aprovechamiento de los subproductos del sector agropecuario, el incremento de la eficiencia en el uso de sus recursos, la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos, y la promoción del desarrollo territorial.
El propio presidente de la República, Miguel Díaz- Canel Bermúdez, ha insistido en que todos los planes del país tengan un pensamiento desde la economía circular, con vista a encadenar procesos y flujos, lo cual puede conducir a nuevos productos, transformación de procesos, o innovaciones productivas. El mandatario ha señalado la importancia de contar con una estrategia nacional de economía circular que contenga todos los elementos de institucionalidad, entre normas legales, políticas públicas, temas de capacitación, formación, e investigación.
En el momento actual de transformación de los sistemas alimentarios de la isla para hacerlos más soberanos y sostenibles, entender y aplicar cada vez estos conceptos y experiencias, como parte de los procesos de innovación territorial, resulta estratégico.
De conjunto con la Embajada del Reino de los Países Bajos y la Unión Europea, la FAO en Cuba ha propiciado la formación de capacidades sobre economía circular y sus oportunidades para el sistema agroalimentario cubano.
De acuerdo con el Consejero Agrícola de la Embajada del Reino de los Países Bajos para Cuba y México, Erik Plaisier: la transición que esta visión pretende lograr es un verdadero cambio de paradigma de un sistema enfocado en lograr mayor eficiencia a través de una reducción continua de costos hacia un sistema basado en una reducción continua del uso de materias primas y recursos, como son el suelo, el agua y los nutrientes.
“En esta visión, la agricultura deja de ser un sistema lineal de producción y da lugar a un sistema circular, en el cual los residuos de un subsector se convierten en materia prima para otro subsector: por ejemplo, los nutrientes contenidos en el estiércol de la ganadería se reutilizan como fertilizantes para la agricultura, mientras que los residuos de la industria alimentaria se aprovechan para convertirse en ingredientes para pienso animal. De esta manera, se construyen y cierran círculos en los que se minimizan el uso y desperdicio de recursos. Si es posible, estos círculos se cierran localmente (dentro de una empresa o municipio); en otras instancias se cierran a nivel regional, nacional o incluso internacional”.
Cuba tiene un enorme potencial en el desarrollo de experiencias de agricultura que tributan a un desarrollo sostenible y resiliente, que equilibren las dimensiones social, económica y ambiental y un ejemplo importante está en el campo de la agroecología.
En el reciente concurso “10 Iniciativas y Evidencias Innovadoras de Agricultura Sostenible y Agroecología para el desarrollo rural”, convocado por diversos ministerios cubanos, la FAO y la Unión Europea, diversas experiencias de agricultura orgánica, agrosilvicultura y permacultura demostraron la existencia en Cuba de agroecosistemas circulares y diversificados, basados en recursos naturales y biológicos renovables, disponibles localmente, que hoy día resultan escalables a políticas públicas. Experiencias exitosas como La Finca Vista Hermosa, Finca del Medio y Finca Marta, son un reflejo de las enormes ventajas de la agricultura circular para Cuba.
Así lo ve uno de los líderes del proyecto Vista Hermosa, Raúl Relova, quien asegura que esta finca ubicada en el municipio Guanabacoa se concibió desde sus inicios con un concepto de economía circular.
“Nuestra principal experiencia de economía circular fue utilizar un desecho orgánico para fertilizar tierras para producir alimentos. Fuimos transformando áreas y convirtiéndolas en productivas, a partir de la cantidad de estiércol que nosotros éramos capaces de producir con los animales que disponíamos y esa materia orgánica se utilizaba para fertilizar las áreas que se iban limpiando. Actualmente, la finca se ha convertido en un sistema integral productivo, que no solo produce carne y leche vacuna y caprina, sino también bufalina y carne de ave y cerdo criollo. La economía circular para nosotros ha sido la madre de cada una de las producciones que hemos ido integrando, por lo que ahora esta experiencia se replicará en otras 15 fincas de Guanabacoa, las cuales abarcan mil hectáreas de tierras. Todo esto tributa a la estrategia de desarrollo del municipio bajo un criterio de adaptar la economía circular a todas las actividades que se integren a la actividad agropecuaria y de elaboración de alimentos”, asegura Relova.
La FAO ha apoyado esta iniciativa y, a través de sus proyectos de colaboración, fomenta la utilización de la agricultura circular para revalorizar residuos, producir fertilizantes orgánicos y subproductos como materias primas, reducir el uso de agroquímicos y promover la socialización de buenas prácticas, la agricultura sostenible sobre bases agroecológicas y la eficiencia productiva de los sistemas de gestión en todas las cadenas alimentarias.
La recién aprobada Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional de Cuba, en su artículo 49, reconoce diversos modelos sostenibles de producción que promueven la agricultura circular, y en este contexto la FAO, de conjunto con el gobierno cubano, sistematiza alianzas y metodologías para apoyar a los intendentes en la implementación de sistemas alimentarios locales más soberanos y sostenibles.
La agricultura circular resulta una contribución sustancial al desarrollo sostenible en Cuba y el mejor camino a seguir ante la necesidad de sustituir importaciones de alimentos e insumos, y de mitigar la contaminación de nuestros recursos naturales y la degradación de los suelos. Los desafíos son enormes y urgentes, pero existen enormes potencialidades en el país en sectores como la agricultura y la producción de alimentos para llevar a la práctica un modelo de producción circular.
rmh/mr
Representante de la FAO en Cuba
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