WASHINGTON DC.- Ministros de Agricultura de Argentina, Colombia, Honduras y Trinidad y Tobago participaron el lunes de un diálogo sobre el rol de este sector en la recuperación económica regional y la seguridad alimentaria mundial.
La inequidad y la pobreza serían las amenazas directas de la producción agropecuaria en América Latina, lo que atrasa la atención de otros asuntos críticos como el cambio climático, según Cecilia López Montano, ministra de agricultura de Colombia.
“La principal amenaza que tiene el sector agroalimentario es no cambiar. Tenemos que estimular la producción”, apuntó.
“Lo que no se ha mencionado es la pobreza, la exclusion social que está sucediendo en América Latina, porque aquí tenemos la mitad de la población mundial que vive bajo pobreza y un cuarto en extrema pobreza (…) Es imposible hacer una transformación a una agricultura sostenible ante la inequidad, que implica más conocimiento. Si continuamos sacrificando este compromiso y enfocarnos solamente en cambio climático, no podremos solucionar el problema”, insistió López Montano.
En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro propuso una reforma agraria que entregaría 681.000 hectáreas de tierra a unos 12,000 campesinos, indígenas y comunidades afrodescendientes que históricamente estaban fuera de dichos beneficios, indicó la ministra colombiana.
Durante los primeros meses de 2022, el número de personas hambrientas en el mundo creció de 282 millones a 345 millones, según reportó la agencia alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas.
“En 2020, 4 de cada 10 personas en la región sufrían los efectos de la inseguridad alimentaria, lo que significa 60 millones de personas más que el año anterior, el punto más alto desde el año 2000”, apuntó Benjamín Gedar, director del Programa Latinoamericano de Wilson Center, un think tank con sede en Washington DC y organizador del evento.
En Honduras, el reto principal también es la pobreza, y según Laura Suazo, secretaria de Agricultura y Ganadería, nuevos esfuerzos apuntan a ver “el rol de la agricultura como un elemento efectivo, igual e inclusivo que contribuya a la economía”.
“Cuando pensamos en nuestros granjeros, ellos continúan con la producción y supliendo nuestros alimentos y esa es la razón para seguir buscando soluciones porque ellos no tienen pensión, no tienen seguro médico o agropecuario, y creo que todo eso es básico en política pública”, dijo Suazo.
La ministra hondureña resaltó que las políticas regionales también deben enfocarse en un manejo comprensivo de desastres, debido a las inundaciones, sequías y huracanes que afectan a América Latina. Además, en proveer fondos que incentiven la producción en áreas como el café y la ganadería, así como en fortalecer los sistemas de información.
El sector agropecuario en América Latina provee el 14 % de empleo total de la región, según el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Además, casi el 38 % de la superficie total de la región está destinado a usos agrícolas.
En Argentina, Juan José Bahillo, secretario de Agricultura y Ganadería, aseguró que la región se encuentra ante una situación internacional de vulnerabilidad por los retos que dejó la pandemia de COVID-19, entre ellos problemas de logística, el precio de los fertilizantes y los suministros.
“Tenemos que introducir nuevas tecnologías. Necesitamos ser solidarios y cooperar, necesitamos crear una estrategia común para defender nuestro modelo de producción y ser parte de la solución”, dijo Bahillo.
El secretario resaltó la Ley de Fomento al Desarrollo Agroindustrial propuesta por su gobierno, que tendría como objetivo “integrar las cadenas productivas del sector agropecuario para incrementar el porcentaje de valor agregado en origen, generar puestos de trabajo y arraigo, apuntalar el crecimiento inclusivo de las economías regionales, y generar más ingreso de divisas”.
En representación de Trinidad y Tobago participó Avinash Singh, titular de agricultura de la nación caribeña, quien resaltó la cooperación internacional como un ente “esencial” en combatir las amenazas a la actividad agrícola. Entre ellas, las inundaciones que actualmente impactan a la isla.
“No debemos esperar a las próximas décadas, lo que debemos hacer es tomar medidas que nos permitan adaptar a estos impactos del cambio climático”, concluyó.
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