Bloomberg — Según un reciente informe de las Naciones Unidas, las mayores amenazas para nuestra existencia hoy en día están causadas por la actividad humana y no por la naturaleza en solitario.
Mucha gente está familiarizada con la contribución humana al cambio climático y quizá también con la pérdida de biodiversidad. Pero hay un tercer impacto ambiental que rara vez recibe la atención que merece: la desertificación, también conocida como degradación de la tierra.
El mundo está perdiendo rápidamente tierras utilizables por causas autoinfligidas, que van desde la agricultura intensiva y el pastoreo excesivo de ganado hasta el desarrollo inmobiliario y, sí, el cambio climático. La crisis está alimentando aún más la inseguridad alimentaria e hídrica, además de aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los científicos medioambientales no han ignorado el problema. De hecho, la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 dio lugar a la creación de tres convenciones de la ONU: cambio climático, biodiversidad y desertificación.
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Los productores aseguran que el banano se vende por debajo de su valor real, ignorando sus esfuerzos por cumplir con normativas estrictas.
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